(Jordi Blanco, corresponsal en Barcelona) — El Barcelona se dejó un empate catastrófico en Vitoria, no siendo capaz de remontar al Alavés a pesar de una segunda mitad excelente pero pagando un caro peaje después de 45 primeros minutos terribles. El 1-1 final significa la cuarta jornada consecutiva sin conocer la victoria en la Liga, algo que no ocurría desde el mes de octubre de 2018. Sumar dos puntos de doce se antoja de una gravedad terrible.
Al Barça puede empezar a escaparsele la Liga antes de llegar al mes de noviembre, un escenario desconocido en el Camp Nou…
Como si del doctor Jeckyll y mister Hyde se tratase, el Barça abandonó la imagen furiosa y mandona que ofreció en su presentación de Turín y aparecio en Mendizorroza perezoso, lento y apenas con la electricidad de Ansu como argumento ofensivo. A su lado Dembélé solamente superó una vez a la defensa, Griezmann coleccionó errores y Messi se cansó de perder balones. Por si fuera poco, Busquets era superado por la energia rival y De Jong no alcanzaba, así que interpretar un juego colectivo con pretensiones era una quimera.
Al Alavés le bastó con el orden y la organización defensiva para sobrevivir con tranquilidad… Y encontrarse un gol salido de la nada, de la casualidad y de lo imposible. Una cesión fuera de lugar de Piqué a Neto y el lío que se hizo el portero con el balón entre sus pies le concedió la oportunidad a Luis Rioja para robar y marcar a placer. Consumida media hora de partido el premio para los de Pachín era máximo y el castigo para los de Koeman… lógico.
Y eso que hubo una jugada polémica, que nunca puede faltar en los partidos del Barça y que tanto enfurece a Koeman. Un empujón de Ximo Navarro a De Jong en el aire, dentro del área, pudo ser señalado con penalti o, por lo menos, digno de ser revisado por el VAR. Y no lo fue. Otra razón para deprimirse.
Y eso que no daba una a derechas el equipo azulgrana, vestido por segundo partido consecutivo de rosa pero desconocido absolutamente respecto al que venció a la Juventus en Turín. Lo intentaba una, dos y diez veces Messi sin suerte y los nervios se multiplicaban hasta llegarse a un descanso son sabor a cambio.
Lo hubo. Total y absoluto. Koeman revolucionó el once retrasando a De Jong por Lenglet (sustituido por Pedri) para colocarse como teórico central junto a Piqué, entrando Pjanic por Busquets y Trincao por Dembélé. Cambió la imagen, del todo, y fue Pedri, el más joven de todos, el que se convirtió en el socio de Ansu para despertar al Barça.
Su dominio pasó de parsimonioso a feroz y la rapidez se multiplicó, con una presión al Alavés que le ahogó cada vez más. Así, de una pérdida de Ansu continuada de un rebote llegó el balón a Griezmann en la entrada del área, solventando la jugada con un excelente toque por encima de Pacheco para empatar poco después de la hora de partido.
Quedaba el último tercio por delante y se esperaba la remontada. Se esperaba con lógica atendiendo al dominio del Barça, a la expulsión por dos amarillas de Jota Peleteiro y a las ocasiones que se multiplicaban ante un Pacheco multiplicado y gigantesco en sus intervenciones.
Fue así, con una oportunidad tras otra, durmiéndose el partido, sin fortuna para un Barça que lo intentó de todas las maneras, con Piqué convertido en delantero centro, sumando jugadores en el área para nada… Y dejándose un empate que puede ser muy peligroso en la Liga.
Falta mucho… Pero ya son cuatro jornadas sin ganar. Dos puntos de doce. Lo imposible.